En 2016 Chicama, la izquierda más larga del mundo y la ola más famosa del Perú, se convirtió en la primera ola del mundo en estar protegida por la ley.

Un movimiento, hasta entonces inédito en el mundo, formado por surfistas locales, federaciones deportivas y empresas y organizaciones relacionadas con el surf logró que las olas se convirtieran en bienes naturales protegidos. Un estatus similar al de los parques nacionales.

En España y en el resto de mundo deberiamos aprender de este tipo de iniciativas (que se lo digan a la gente de Mundaka cuya ola se haya continuamente amenazada) no solo como proteger nuestras olas, sino también como buscar el tan necesario equilibrio entre la explotación turística de nuestros recursos naturales con su conservación medioambiental.

"Las olas son un tesoro natural que debería protegerse" Carolina Butrich, coordinadora de "Hazla por tu ola".

Un texto de Maxi González de Surf&Comics.



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